jueves, 22 de enero de 2009

Homenaje a Sebastián Serrano López (mi padre)

Este es un escrito que mi tía, Elvira Gual Almarcha, hizo para homenajear la memoria de mi padre, fallecido el pasado 18 de enero. Fué publicado en el periódico Levante. Muchas gracias Elvira.

HASTA SIEMPRE SEBAS

La presente no pretende ser una reseña histórica de toda una vida dedicada a los demás. Porque no se puede con la premura con que este escrito se hace, abarcar todo lo acaecido durante 34 años de actividad de una vida que ha finalizado prematuramente, a los 54 años de edad.
Acabo de recibir un correo en el que alguien dice intentar olvidar a personas inolvidables. Eso a mi no me parece ni digno ni saludable. Yo no quiero olvidar a nadie, y menos hoy, día en el que le he tenido que decir ¿adiós?, no, mejor, hasta siempre, a mi cuñado Sebastián Serrano, y hasta siempre será, pues nadie muere si queda alguien que le recuerde. El era, desde joven, de la peña del “Martes y trece”, nada supersticioso, la semana pasada hubo un martes y trece, pero nada malo le ha traído esa semana, pues su enfermedad se reveló el pasado 5 de diciembre. Hoy un diecinueve de enero hace diez años que enterramos a su hermana pequeña, ¿casualidad? o ¿causalidad? Depende de las creencias, a mi me gustaría creer que ella se lo ha llevado para que no sufra. Se que él no creía en estas cosas, pero a mi me consuela pensar que ella se lo ha llevado para que no sufra más, para llevarle a un lugar, en el que haya la mayor equidad y justicia, en el que las ambiciones personales no existen, un lugar en el que Sebastián se encontrará como en su propia casa, pero descansando, sin tener que luchar para conseguir algo que debería ser lo normal y natural para todos, la igualdad, la justicia, y en su defecto, la solidaridad.
Con una generosidad sin límites, arriesgaba su libertad cuando era aún muy joven (con 18 ó 19 años) empapelaba Burriana con pegatinas en contra de la pena de muerte, sorteando a los policías que al tiempo iban limpiando las calles de lo considerado entonces subversivo, policías que hablaban con él sin sospechar que era el autor de cuanto ellos trataban de limpiar, jugando con ellos al ratón y al gato. Un joven aparentemente despreocupado y jovial, carácter que le acompañaría el resto de su vida y por el que sus amigos pueden contarse en el seno de cualquier ideología.
Por su carácter jovial y también porque nunca estuvo en la cúspide de los proyectos en los que participó, para cambiar y mejorar la sociedad en la que vivía, nunca tuvo enemigos directos. Fue responsable de la Acción sindical en la UGT provincial de Castellón, miembro de la UGT de Pais de la Comunidad Valenciana, responsable de la Sección sindical de la UGT de la UJI por el personal de Administración y Servicios durante ocho años y más recientemente representante por Castellón de dicha sección en la Ejecutiva de País. Compartí con él en la UGT Provincial, siendo Secretario General Félix Rodríguez, la firma del primer convenio de la Naranja, en el que las mujeres cobrarían el mismo sueldo, por igual trabajo, algo que nos traería el abucheo de los hombres machistas de la época, en la asamblea informativa realizada en Burriana, nuestra ciudad natal. Mucho antes habíamos compartido otras experiencias como el cambio en la Agrupació Borrianenca de Cultura, como militantes activos de la OIC. Después sería concejal en Burriana por el PSOE con Sanchordi como Alcalde, recuperando para la ciudad algunas tradiciones y sobre todo sacando la fiesta a la calle como ocurriría en otras ciudades de la provincia de Castellón gobernadas por Socialistas primero y por otros partidos después. El lema entonces era “del pueblo y para el pueblo” lo cual calaba en la época, era un modo de hacer y de vivir diferente al inmediato anterior, en sintonía con lo que ofrecían los grupos culturales que emergían en esa misma época, él sería el artífice para que el Ayuntamiento de Burriana fuera el primer ayuntamiento en contratar a un grupo de teatro de calle como “Xarxa Teatre”. La enumeración de los logros en los que participó ocuparía un libro, y hasta podrían aburrir al lector, no es el momento ni el lugar.
Siempre antepuso los intereses generales a los propios y tal como afirmaba Jaume López en su despedida, siempre estaba dispuesto para ayudar a otros. Con razón o sin ella, ha llevado sus convicciones hasta sus últimas consecuencias, sin importarle el crearse con ello enemigos. Cabezota, para quienes le conocíamos de cerca, pero sin ataduras, libre y generoso con todos, pues a todos ayudó, de cerca o de lejos, manteniéndose en un segundo o tercer plano, ya fuera en unas elecciones generales de partido en el 82 o en unas elecciones sindicales o Congresos. Siempre trabajando por lo que creía mejor para todos, para conseguir una mayor justicia.
Pudo, como persona inteligente que era, conseguir un status social superior, un nivel de formación y un puesto de trabajo más cualificado, pero lo sacrificó todo por aquello en lo que creía y siempre apoyando a otros, para llevar adelante un proyecto de mejora de una sociedad cambiante, en la que todo, en materia de participación estaba por hacer. Por desgracia, quienes no le consideraron su igual, ni supieron valorar su trabajo, y probablemente porque les estorbaba para conseguir el control de la sección sindical y utilizarla para sus propios fines, se deshicieron de él, alejándole de su medio habitual, pero ello no fue óbice para que continuara en sus trece, trabajando por el beneficio de todos y no del propio, para seguir con su obra. Pues desde cualquier parte seguiría haciendo, aquello que sabía y debía hacer, aquello en lo que creía y cree cualquier trabajador que es solidario con los más desfavorecidos, luchar por la justicia y por la igualdad.
Nunca te olvidaremos quienes tuvimos la suerte de compartir contigo un tiempo de tu vida, quienes estuvieron en la primera fila mientras tu formabas parte de ese gran grupo de personas anónimas que han colaborado a construir nuestra sociedad presente, pues mientras tu estabas callado en la retaguardia, velando por los detalles de una campaña, de unas elecciones, de unas fiestas, de la cultura del pueblo, de un Congreso y sus resoluciones, de tantos y tantos convenios como has preparado, siempre a la sombra, entre las bambalinas o como uno más, orgulloso de hacer lo que creías, lo que querías y lo que considerabas que debías hacer, otros tal y como parece normal y natural recibían las felicitaciones, los aplausos. Algo que nunca has reclamado ni esperado pero que aunque sea hoy, sin temor a equivocarme te doy en nombre de todos, el agradecimiento. Gracias en nombre de: Lerma o Recuenco, Félix o Solsona, Almela o Sanchordi, López o Gordo…y muchos más, también de quienes se beneficiaron aún más de tu actuación: los trabajadores más desfavorecidos, la democracia, tus amigos, la sociedad. GRACIAS Y HASTA SIEMPRE, CAMARADA, COMPAÑERO, AMIGO….
Elvira Gual

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